PLANTEAMIENTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA BIOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO.
Comenzaré por presentar, de un modo somero, algunos aspectos de la Teoría Biológica del Conocimiento. Sólo me limitaré a exponer los conceptos fundamentales que estimo facilitarán el desarrollo de un lenguaje básico, el cual es necesario para lograr coordinación en la reflexión motivada por el ensayo. Aclaro que, tanto los enunciados de la teoría como las reflexiones que los autores de ésta han hecho respecto a sus implicaciones, se suceden de una referencia bibliográfica. Las descripciones, reflexiones y ejemplos dados para cada enunciado no acompañadas de referencia, corresponden al autor de este ensayo.
1. Ser vivo y autopoyesis. Aquello que distingue a los seres vivos del ambiente no vivo no es una lista de características específicas de los seres vivos, sino la organización de éstos. Dicha organización es, pues, la que define a los seres vivos. Los seres vivos son aquellos sistemas que transcurren con conservación de su identidad organizacional, que es una organización autopoyética (Várela et al. 1974). Como autopoyesis (del griego ou)xo¡¡=por sí mismo; 7iotetv=hacer) se define aquella organización que se genera a sí misma, en cuanto a sus procesos y a sus constituyentes, en forma autonómica y con clausura operacional respecto al ambiente (Várela et al. 1974; Várela 1979).
Aunque la discusión acabada de este vasto concepto se aleja de las pretensiones de este ensayo, creo importante especificar que el concepto de clausura operacional no implica hermetismo de los seres vivos hacia el ambiente. Lo que sostiene es que es únicamente la dinámica estructural y organizacional de los seres vivos la que determina qué factores del ambiente participarán de sus procesos.
2. Clausura y determinismo organizacional de los seres vivos. La definición anteriormente propuesta se hace cargo del determinismo estructural de los seres vivos, es decir, que todo cambio que experimente un ser vivo, aunque gatillado por el ambiente, está determinado por la dinámica propia del ser vivo. El ambiente, entonces, no determina ni condiciona ni estipula qué cambios experimentará un ser vivo, sólo los promueve (Maturana y Várela 1987). Este aspecto es fundamental para la comprensión de la teoría. A modo de ejemplo, un flujo de fotones no producirá el mismo efecto sobre una piedra o sobre la hoja de una planta o sobre la piel de un humano o sobre la pupila de un gato. No es entonces el ambiente el que condiciona los cambios observables en un sistema distinto, sino la estructura del sistema y, en caso de los sistemas vivos, la dinámica estructural de éstos.
3. Acoplamiento estructural. El ser vivo y el ambiente, que incluye otros seres vivos, están en constante interacción. El ambiente gatilla diversos cambios en el organismo, cambios denominados perturbaciones. A la sucesión de perturbaciones que no resultan directamente en la pérdida de la organización del ser vivo, sino en cambios de su dinámica estructural con conservación de la organización, Maturana y Várela la denominan acoplamiento estructural entre ser vivo y ambiente (Várela et al. 1974).
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